En 2006, el gobierno nacional buscó un accionista mayoritario para modernizar la Refinería de Cartagena, seleccionando a Glencore International AG para administrar el proyecto junto a Ecopetrol. Glencore luego contrató a Chicago Bridge & Iron Company (CB&I) para la ingeniería y construcción. En 2009, Glencore vendió sus acciones a Ecopetrol debido a dificultades financieras.
Después de seis años de incumplimientos, la refinería logró su primera producción en 2015, pero se descubrió corrupción que generó pérdidas por más de $4 mil millones de dólares, incluyendo pagos por bienes y servicios no prestados, gastos extravagantes no relacionados con el proyecto y duplicación de costos.
Una auditoría de la Contraloría General de la República en 2017 confirmó pérdidas de $2.960 millones en 2016, respaldadas por información proporcionada por la propia Refinería y auditada por Ernst & Young.
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